De tantos rumores que se oían por allí, caminando fui a buscar a Rafael. Y le hablé.
- Quería hablar contigo.- Le dije.
- ¿Conmigo? ¿De qué?
- Ya escucho de la gente que tú y yo nos tenemos arrechera.
- Yo no tengo nada contra ti José.
- Quisiera que volvieras a la banda, es tuya.
- Ya es tarde José, tú y yo tenemos destinos distintos, busque su destino.
Saqué el tambor y toqué, toqué un ritmo, en plena calle, toqué tanto y Rafael cantó como en los viejos tiempos. La gente que pasaba miraba, y hasta bailaba.
Algunos se ponían a tocar con sus guitarras. Fue la última vez que supe de Rafael.
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