miércoles, 20 de mayo de 2009

CAPITULO XXII

Y había escuchado los rumores de la muerte de Rafael, al parecer, los tiros iban a Andrés, y no a Rafael, así me dijeron mis amigos.
Pero era rara la historia, Rafael ya tenía muchos enemigos, y claro, al juntarse con esa gente que solo lo metían en problemas.
En el día del funeral fui yo el único que fui, con su familia, luego toqué unos tambores en honor a él.
Era un gran amigo antes de sus locuras, recordé todas las cosas por las que habíamos pasado.
Pasó tiempo, mi banda se había disuelto, mantenía contacto a veces con Charlie y Felipe. Pero pasaba tiempo sin saber de ellos.
Mi banda había pasado por muchas cosas, desde que empezó hasta que terminó, fue la vida, yo me dediqué a aprender cosas.
Pero todo esto fue un aprendizaje, hoy en día toco con grandes bandas, y viajo a veces por allí.
No me gustan mucho las grandes bandas, pero puedo decir que aprendí de ellos, hasta saqué un disco representando a mi país.
La vida no es fácil, pero uno la puede ajustar y reducirse dificultades si quiere, todo esto es así.
Y escribo toda esta historia.

Pasaron 10 años, ahorita estoy sentado leyendo, un poco gordo.
Estaba con dos personas, uno con el saxofón y el otro con el bajo.
Disfruto mi vida al máximo, y la amo con todo gusto. Surfeo mas que antes, y nada, siempre la gente me recibe bien.
La juventud es algo que no regresará jamás, pero se mantendrá dentro de uno cada vez que la busco.
La historia es ésta, solo ésta, y crecerá cuando viva mas tiempo, y cuando recuerden mis canciones.
Sé que me iré algún día, ojalá y no sea pronto. Quiero hacer bastante en mi vida, es un mundo difícil, pero me gusta.
Extraño a todos independientemente de las cosas, es la vida, da, quita, regresa, trátala. Pero es hora de tocar, suena la música y digo.
- Música maestro.

FIN

domingo, 10 de mayo de 2009

CAPITULO XVIII

Estábamos ensayando Charlie y yo. Listos para tocar en el local de la noche, y esperando a Felipe, cuando llegó.
- Epale muchachos.- Saludó.
- Felipe. Habla.- Dijo Charlie.
Muestra un artículo de periódico.
- No puede ser.- Dije yo.
- Era lo que le esperaba.
- Lo ví hace una semana.
- Y el tipo se dio a la fuga.- Dijo Charlie.
- Ese pana estaba mal.- Dije yo.
Empezamos a analizar.
Me dio un poco de dolor, era su muerte, pero no se sabía qué pasó.
- Es una culebra fea.- Dije.- Me da dolor.
Los muchachos me vieron.
- Es hora de partir.- Dije.
Pensando.
- Nuestra banda ha dado mucho. Hay que admitirlo muchachos, hemos sobrevivido.
- Sí, es verdad. No nos hemos acabado.- Dijo Charlie.
- ¿Es nuestro último toque?- Preguntó Felipe.
- Al parecer sí.- Dije yo.- Quisiera hacer el homenaje de esta noche, Rafael ha estado con nosotros, independientemente de las cosas que pasaron.
- Y Miguel nos jodió tambien.- Dijo Charlie.
- Bueno muchachos, quiero otros proyectos, quiero dejar la banda por un tiempo por lo menos.
- Nos toca.- Dijo Felipe.

CAPITULO XVII

De tantos rumores que se oían por allí, caminando fui a buscar a Rafael. Y le hablé.
- Quería hablar contigo.- Le dije.
- ¿Conmigo? ¿De qué?
- Ya escucho de la gente que tú y yo nos tenemos arrechera.
- Yo no tengo nada contra ti José.
- Quisiera que volvieras a la banda, es tuya.
- Ya es tarde José, tú y yo tenemos destinos distintos, busque su destino.
Saqué el tambor y toqué, toqué un ritmo, en plena calle, toqué tanto y Rafael cantó como en los viejos tiempos. La gente que pasaba miraba, y hasta bailaba.
Algunos se ponían a tocar con sus guitarras. Fue la última vez que supe de Rafael.

CAPITULO XVI

Llegando a casa de un amigo, era un hombre negro, el hermano de Rafael.
- José. ¡Qué placer verte!.- Me dijo
- Igual hermano.- Dije
- ¿Cómo anda todo por allí?
- En lo mismo, la música.
- Mi hermano peló el bonche del grupo.
- Sí vale.
- Te lo digo José, ya estoy harto de sus amiguitos. Tú eres su único amigo.
- Yo lo sé.
- Y por eso a ti nunca te rechazo.
- Trato de hacer lo posible.
- La piedra lo tiene mal.
Se quedó callado.

CAPITULO XV

Al día siguiente me reúno con Vicente, estábamos hablando de muchas cosas. De hecho me dio unos tips para tocar muy bien. Me enseñó bastante. Unas buenas técnicas aprendí con él.
El hombre me ayudó a meter algo de espiritualidad a mi música. El hacía unos ruidos, hasta se me ocurrió grabar. El truco era sentir la música y sentir mis ritmos. Era un gran maestro ese hombre.
Duró bastante.

En la noche luego de tocar, veo a Miguel. Se acerca dónde alguien, al parecer era de los amiguitos de Andrés. Oigo la conversación.
- ¿Qué quieres? – Pregunta el hombre, se llamaba Daniel.
- Fíame una bolsa.- Dijo Miguel.
- ¿Cómo que fíame? Págame lo que me debes.
Daniel lo agarró.
- Becerro, suéltame.
Daniel sacó una pistola, y yo viendo la cosa.
- Quédate quieto. Paga, y todo estará bien.
Miguel se quedó tranquilo, no podía hacer nada, asustado, el hombre le tenía una pistola apuntada.
- Te lo pago después vale.
Daniel le dio una cachetada.
Miguel estaba furioso tirado en el piso. Luego Daniel se fue. Pero no lo iba a defender yo. Por ladrón.

lunes, 6 de abril de 2009

CAPITULO XIV

Voy a la policía. Pues me había parecido injustamente que agarraran a Rafael. Cuando hablo con el comisario. Me lo traen.
El hombre me empieza a pedir real para soltarlo. No tenía mucho, traté de convencerlo. Hasta que logré un acuerdo. Me lo traen. Rafael andaba muy sucio y muy feo. Estaba en los últimos estados.
Le doy algo de real al hombre. Lo soltaron y lo dejaron irse. Ni las gracias me había dado. Todo el mundo se quedó sorprendido. Bueno, ya la cosa era costumbre. Rafael andaba muy loco.
Recuerdo que yo siempre le fui fiel. Como ya lo había contado. Siempre lo esperaba. Trataba de que volviera a la banda a pesar de que mis compañeros no lo querían. Y lo que hacía era andar con ese poco de chusmas que le sacaban todo lo que podía y además lo trataban mal. Ellos nunca se preocuparon por Rafael. Al contrario, fui yo él que pagó para que lo soltaran.
Ya empezaba a tomar decisiones de alejarme de él. Ya estaba dando muchos problemas, mi gente tenía razón. Y yo nunca quise hacer caso. Le tenía mucho aprecio. Puesto que habíamos pasado por muchas cosas. Pero el hombre ya estaba mal. Se estaba deteriorando. La piedra lo tenía feo. La gente con quién se la pasaba lo que hacían era utilizarlo. Pero no podía obligarlo.

domingo, 22 de marzo de 2009

CAPITULO XIII

Luego en un local por Cacaito, había una fiesta, me encuentro a Rafael. Estaba con Andrés.
- Allí está tu amigo ladilla.- Le dijo Andrés, yo lo ignoré.
- Pana, eres una ladilla.- Me dijo Rafael.
- Solo te vine a saludar.- Dije.
- Pírate que ando ocupado.- Me dijo.
- Pero Rafael. ¿Qué pasa?
- Un coño, no me interesa que me ladilles, vete.
- Lárgate, tiene asuntos importantes.- Me dijo Andrés.
- Vete pana, en verdad, ando tranceado, vete de aquí, anda a hacer lo que te da la gana, pero vete.
- De acuerdo.- Dije y me fui.
- Mierda, que ladilla.- Lo oí decir.
- No andes con ese cabrón, ocúpate del negocio, vende las bolsas.- Dijo Andrés.
- De acuerdo.

Luego en ese mismo local Andrés estaba atendiendo a alguien, se escuchaba algo, salía dinero en la mesa. Luego la persona se quejaba de que no era suficiente, hubo una pelea, Rafael se metió, fue fuerte en el local.
- Ahora pírate becerro.- Sacó una pistola.
Luego hubo una pelea, hubo hasta tiroteos, yo me fui de allí. Se oían sirenas, yo tube que correr. Agarraron gente, una readada, todos contra la pared. Revisaron a todo el muno, a Rafael lo agarraron y se lo llevaron.