Voy a la policía. Pues me había parecido injustamente que agarraran a Rafael. Cuando hablo con el comisario. Me lo traen.
El hombre me empieza a pedir real para soltarlo. No tenía mucho, traté de convencerlo. Hasta que logré un acuerdo. Me lo traen. Rafael andaba muy sucio y muy feo. Estaba en los últimos estados.
Le doy algo de real al hombre. Lo soltaron y lo dejaron irse. Ni las gracias me había dado. Todo el mundo se quedó sorprendido. Bueno, ya la cosa era costumbre. Rafael andaba muy loco.
Recuerdo que yo siempre le fui fiel. Como ya lo había contado. Siempre lo esperaba. Trataba de que volviera a la banda a pesar de que mis compañeros no lo querían. Y lo que hacía era andar con ese poco de chusmas que le sacaban todo lo que podía y además lo trataban mal. Ellos nunca se preocuparon por Rafael. Al contrario, fui yo él que pagó para que lo soltaran.
Ya empezaba a tomar decisiones de alejarme de él. Ya estaba dando muchos problemas, mi gente tenía razón. Y yo nunca quise hacer caso. Le tenía mucho aprecio. Puesto que habíamos pasado por muchas cosas. Pero el hombre ya estaba mal. Se estaba deteriorando. La piedra lo tenía feo. La gente con quién se la pasaba lo que hacían era utilizarlo. Pero no podía obligarlo.
lunes, 6 de abril de 2009
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